
«En los convulsos días en que raspaban al país las escabrosas lijas de la Revolución, era yo un muchachuelo nada revolucionario, debo hablar con franqueza, nada revolucionario, sino de la más mala laya», confiesa prontamente Catito, narrador y protagonista de una de las más grandes novelas de la literatura mexicana: La paloma, el sótano y la torre, obra de Efrén Hernández publicada en 1949.
Largo tiempo incomprendida, sus claves de lectura siempre se encontraron al alcance del sabio, así como del lector vinculado a la tradición hermética, a las discusiones espirituales del platonismo, o a la cadena áurea de la filosofía perenne. Pudiendo vislumbrar la idea, ¿para qué dejarse distraer por las mudanzas del mundo? Catito ha contemplado la belleza en la tía Lina, y esta, le conducirá al conocimiento de sí.
En el más reciente número de la Revista Literaria participan: Fabio Alexis de Ganges López, que con su texto Entre el gnosticismo y lo profano, nos brinda una estupenda introducción a la obra de Efrén Hernández. Ada Iglesias, por su parte, argumenta en su texto Erotismo, memoria y alquimia, que Hernández se inscribe en una genealogía alternativa de la narrativa mexicana en la que la introspección desplaza el peso del relato histórico tradicional al fundar una literatura de la conciencia. En La paloma, el sótano y la torre: una mirada, José Luis Salgado Marín recuerda que la novela de Efrén Hernández no cabía dentro de los cánones literarios de su época; debió pasar tiempo, tomar distancia crítica, para comprenderse y ser revalorizada.
Por su parte, Sofya Khagba —El ramo—; Rogelio Suárez —Junco—; Eugenia Polo —Éclair—; Ian Costelo —El retrato de Paulina Colombo—; Sophia Appl Scorza —Verde—; y Patricia Berni Betancourt —Hambruna—, nos brindan relatos estupendos.
Por último, María Guadalupe Rojas Garay nos comparte Cuatro poemas.
Esperamos que disfruten este número.
