Textos

Quimera

Zulai Marcela Fuentes*

 

Primera evocación:

Sir Arthur Connan Doyle

 

Convertida en estrella cercana

fulgurante mi madre flota,

camina rauda y cadenciosa

sobre la espuma del mar.

 

No lleva más el lastre aquel

de tantos años pesarosos

cuando soledad y ausencias

la rodearon de glaciares.

 

No quiso reencarnar en gaviota

ni en sirena.

Tampoco escogió morar

más allá.

 

Quiere estar aquí,

procurándonos visiones,

sensaciones y murmullos

de un amor que resucita.

 

Mi padre y mi abuelo nos insuflan

la esencia del coco, la guanábana,

los helados a granel.

Al canario su vaina,

a las perras su Dog chow.

 

Lo sabemos:

 

Hay vida más allá de los sepulcros.

Hay respuesta en el silencio,

más ternura y afanes en los muertos

su respiración,

insólito bálsamo de vida.

Insólito bálsamo de vida.

 

Ángeles también los hay

de todas las edades.

Serafines revolotean

en los vagones del metro,

escoltas invisibles en alerta

para protegernos del porrazo,

los pisotones,

distracción disuelta en las penurias.

 

Quimera, Cousteau.

Ámbar y Zafiro acompañan,

baten sus alas

en los menesteres cotidianos.

 

Sólo si aparece aquel del aura negra

destilando su ponzoña, es que viene

Diamante Corazón, con su apostura

el que alguna vez fue humano

y eligió ser ángel del oficio

con tal de surtir a puñetazos

a los consejeros de lo vil.

 

Mi hijo y yo sabemos:

en el hambre y el desvelo

espíritus de luz

nos cubren las espaldas.

 

No somos de este mudo de sandeces.

Nuestro cuerpo terrenal se deshidrata,

se consume,

se tizna en la penumbra.

 

El espíritu abre sus alas,

toma la esencia del pan de los cielos,

alimento de quienes nunca exhalaron

el último suspiro porque están aquí.

 

O es tal vez que hemos deambulado

entre espíritus de luz

en busca del cariño

de un mejor regazo donde nadie

nos asalte, ni se atreva

a perturbar el sueño

con su peste de maldad.

 

Somos entre tantos,

dos que padecemos, pero nos arropan

sus alas gentiles y cuerpos sin materia,

dispuestos a dejarse mirar y oír

sólo por un niño que interpreta

sus palabras

sus vagos sentimientos:

 

entrañable apego por los nidos terrenales.

 

*Egresada del Diplomado Realidad y revelación. Una visión de la literatura mexicana -realizado por Literaria Centro Mexicano de Escritores con el apoyo del Sistema de Apoyos a la Creación y Proyectos Culturales de la Secretaría de Cultura federal.